“Las palabras son nuestras gafas”, escribió Sartori. ¡No es ocioso! ¡Ni son solo palabras! El género gramatical con el que nos identificamos o referimos a las demás personas “tiene una inmensa trascendencia social e identitaria”.
Súper recomendable, de Elena Álvarez Mellado, el artículo “Todas, to@s, todxs, todes: historia de la disidencia gramatical”.
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